La desconexión del ser humano con la naturaleza es evolutivamente muy reciente. Estamos hechos para vivir en la naturaleza. Nuestro cuerpo no está diseñado para estar sentados en el auto y en el escritorio.

En los Baños de Bosque ese hilo invisible se desenreda. Como si una vieja cuerda llena de polvo y pelusa sintiera de nuevo tensión, y suena, y suelta el polvo y la pelusa, y a medida que vibra más brilla, y más brilla cuanto más suena. 

Ese delicado toque. Sutil toque de esa cuerda ancestral. Es tan palmaria su existencia como personales las notas que va tocando cada persona a lo largo de un Baño de Bosque. 

Por eso el Baño de Bosque tiene una progresión. Por eso también el Baño de Bosque tiene una duración óptima y no otra. Podrás conectar o no, relajarte o no, pero no será Baño de Bosque. Porque el Baño de Bosque no es solo conectar con la naturaleza, ni pasear lento en medio de un entorno natural.

Es una conexión guiada hacia una manera profunda de sentir la naturaleza. Tan profunda y tan a nuestro alcance. 

El Baño de Bosque ocurre divino tanto con niños como con adultos. Los niños suelen tener ese hilo de unión ancestral muy cerquita de su alcance. Sólo es un rato para bajar la barrera de la mente-tablet, la mente-pantalla. Es una barrera que saltan y les cambia todo. 

A los adultos mayores suele aparecérseles enseguida su hilo ancestral. Como si por alguna razón los hubiera estado esperando a la vuelta de la esquina. 

Un guía de Baños de Bosque tiene el enorme silencioso privilegio de poder ser testigo de ese ovillo que se libera en cada persona de manera distinta. 

En los Baños de Bosque no hay juicios de ningún tipo. Hay escucha respetuosa entre iguales. Porque la profunda libertad que se desarrolla en la unión con la naturaleza es valiosa -por no decir sagrada- y personalísima. 

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Rocío Ferraro. Guía de Baños de Bosque por Forest Therapy Institute.